PROPUESTA DE SERGIO TOBÓN TOBÓN PARA EL PROCESO DE E-A
Las
competencias según Tobón son un enfoque para la educación no un modelo
pedagógico, son solo un enfoque porque solo se focalizan en unos aspectos
específicos de la docencia, del aprendizaje y la evaluación, como son:
·        
La activación de los
conocimientos, procesos cognitivos, las destrezas, las habilidades, los valores
y las actitudes en el desempeño ante actividades y problemas.
·        
 La construcción de los programas de formación
acorde con los requerimientos disciplinares, investigativos, profesionales,
sociales, ambientales y laborales del contexto.
·        
La orientación de la
educación para medios de estándares e indicadores de calidad en todos sus
procesos.
El
enfoque por competencias puede llevarse a cabo desde cualquiera de los modelos
pedagógicos existentes, o desde una integración de ellos, también implica
cambios y transformaciones en los niveles educativos, seguir este enfoque es
comprometerse con una docencia de calidad, buscando asegurar el aprendizaje de
los estudiantes.
Hay
diversas metodologías para describir la competencia en el currículo y en los
módulos de formación, así tenemos: 
·        
Descripción de las
competencias: se recomienda describir cada unidad de competencia con los
siguientes componentes: un verbo de desempeño, un objeto, una finalidad y una
condición de calidad.
·        
Estructura de una
competencia: en la estructura se describen los elementos que la componen y los
problemas. Luego en cada elemento se determinan: los contenidos de los saberes
esenciales, indicadores de desempeño y evidencias.
·        
Clases de
competencias: 
ü  Competencias genéricas: competencias comunes a una rama
profesional. Por ejemplo (educación, ingeniería, veterinaria, etc.).
ü  Competencias específicas: son propias de cada profesión y
le dan identidad a una ocupación.
·        
En cada clase de
competencia hay dos subdivisiones de acuerdo a la amplitud de la misma:
ü  Competencias de carácter global: son amplias y se
relacionan con toda un área de desempeño.
ü  Competencias concretas: actividades generales mediante
las cuales se ponen en acción toda competencia.
EN LA E-A
Implica
que el aprendizaje comienza a ser el centro de la educación, más que la
enseñanza. En vez de centrarnos en cómo dar clase y preparan los recursos
didácticos, para ello el reto es establecer con que aprendizajes llegan los
estudiantes, cuáles son sus expectativas, que han aprendido, que no han
aprendido, cuáles son sus estilos de aprendizaje y como ellos pueden
involucrarse de forma activa en su propio aprendizaje.
Se
debe orientar al personal docente con metas, evaluación y estrategias
didácticas. Entonces se podrá apreciar un cambio en la Enseñanza - Aprendizaje;
cambio que no es hacer más practico el saber, o integrar la teoría con la práctica.
El enfoque de formación con base en competencias propuesta por Tobón pretende
orientar la formación de los seres humanos hacia el desempeño idóneo en los
diversos contextos culturales y sociales, y esto requiere hacer del estudiante
un protagonista de su vida y de su proceso de E - A, a partir del desarrollo y
fortalecimiento de sus habilidades cognitivas y metacognitivas, la capacidad de
actuación y el conocimiento y regulación de sus procesos afectivos y
motivacionales.
FUNDAMENTOS
QUE UTILIZA EL MINEDU PARA EL PROCESO DE ENSEÑANZA – APRENDIZAJE 
- Partir de situaciones significativas:
     Implica diseñar o seleccionar situaciones que respondan a los intereses de
     los estudiantes y a sus posibilidades de aprender de ella, es decir, que
     permitan establecer relaciones entre sus saberes previos y la nueva
     situación. Por este motivo, se dice que se constituye en un desafío para
     el estudiante. Estas situaciones cumplen el rol de retar las competencias
     del estudiante para que progrese a un nivel de desarrollo mayor al que
     tenía. Para que este desarrollo ocurra, los estudiantes necesitan afrontar
     reiteradamente situaciones retadoras, que les exijan seleccionar,
     movilizar y combinar estratégicamente las capacidades o recursos de las
     competencias que consideren más necesarios para poder resolverlas. Las
     situaciones pueden ser experiencias reales o simuladas seleccionadas de
     prácticas sociales, es decir, acontecimientos a los cuales los estudiantes
     se enfrentan en su vida diaria. Aunque estas situaciones no serán
     exactamente las mismas que los estudiantes enfrentarán en el futuro, sí
     los proveerán de esquemas de actuación, selección y puesta en práctica de
     competencias en contextos y condiciones que pueden ser generalizables.
 
- Generar interés y disposición como
     condición para el aprendizaje. Es más fácil que los estudiantes se involucren
     en las situaciones significativas al tener claro qué se pretende de ellas
     y al sentir que ello cubre una necesidad o un propósito de su interés
     (ampliar información, preparar algo, entre otros.). Así, se favorece la
     autonomía de los estudiantes y su motivación para el aprendizaje a medida
     que puedan participar plenamente de la planificación de lo que se hará en
     la situación significativa. Se responsabilizarán mejor de ella si conocen
     los criterios a través de los cuales se evaluarán sus respuestas y más aún
     si les es posible mejorarlas en el proceso.
 
- Aprender haciendo.
     El desarrollo de las competencias se coloca en la perspectiva de la
     denominada «enseñanza situada», para la cual aprender y hacer son procesos
     indesligables, es decir la actividad y el contexto son claves para el
     aprendizaje. Construir el conocimiento en contextos reales o simulados
     implica que los estudiantes pongan en juego sus capacidades reflexivas y
     críticas, aprendan a partir de su experiencia, identificando el problema,
     investigando sobre él, formulando alguna hipótesis viable de solución,
     comprobándola en la acción, entre otras acciones.
 
- Partir de los saberes previos.
     Consiste en recuperar y activar, a través de preguntas o tareas, los
     conocimientos, concepciones, representaciones, vivencias, creencias,
     emociones y habilidades adquiridos previamente por el estudiante, con
     respecto a lo que se propone aprender al enfrentar la situación
     significativa. Estos saberes previos no solo permiten poner al estudiante
     en contacto con el nuevo conocimiento, sino que además son determinantes y
     se constituyen en la base del aprendizaje. El aprendizaje será más
     significativo cuantas más relaciones con sentido sea capaz de establecer
     el estudiante entre sus saberes previos y el nuevo aprendizaje.
 
- Construir el nuevo conocimiento.
     Se requiere que el estudiante maneje, además de las habilidades cognitivas
     y de interacción necesaria, la información, los principios, las leyes, los
     conceptos o teorías que le ayudarán a entender y afrontar los retos planteados
     dentro de un determinado campo de acción, sea la comunicación, la
     convivencia, el cuidado del ambiente, la tecnología o el mundo virtual,
     entre otros. Importa así que logre un dominio aceptable de estos
     conocimientos como que sepa transferirlos y aplicarlos de manera
     pertinente en situaciones concretas. La diversidad de conocimientos
     necesita aprenderse de manera crítica: indagando, produciendo y analizando
     información, siempre de cara a un desafío y en relación al desarrollo de
     una o más competencias implicadas.
 
- Aprender del error o el error
     constructivo. El error suele ser considerado solo como
     síntoma de que el proceso de aprendizaje no va bien y que el estudiante
     presenta deficiencias. Desde la didáctica, el error puede ser empleado más
     bien de forma constructiva, como una oportunidad de aprendizaje, propiciando
     la reflexión y revisión de los diversos productos o tareas, tanto del
     profesor como del alumno. El error requiere diálogo, análisis, una
     revisión cuidadosa de los factores y decisiones que llevaron a él. Esta
     forma de abordarlo debe ser considerada tanto en la metodología como en la
     interacción continua profesor-alumno. 
 
- Generar el conflicto cognitivo.
     Requiere plantear un reto cognitivo que le resulte significativo al
     estudiante cuya solución permita poner en juego sus diversas capacidades.
     Puede tratarse también de un comportamiento que contradice y discute sus
     creencias. Se produce, entonces, una desarmonía en el sistema de ideas,
     creencias y emociones de la persona. En la medida que involucra su
     interés, el desequilibrio generado puede motivar la búsqueda de una
     respuesta, lo que abre paso a un nuevo aprendizaje.
 
- Mediar el progreso de los estudiantes de
     un nivel de aprendizaje a otro superior. La mediación del
     docente durante el proceso de aprendizaje supone acompañar al estudiante
     hacia un nivel inmediatamente superior de posibilidades (zona de
     desarrollo próximo) con respecto a su nivel actual (zona real de
     aprendizaje). Por lo menos, hasta que el estudiante pueda desempeñarse
     bien de manera independiente. De este modo, es necesaria una conducción
     cuidadosa del proceso de aprendizaje, en donde la atenta observación del
     docente permita al estudiante realizar tareas con distintos niveles de
     dificultad.
 
-  Promover
     el trabajo cooperativo. Esto significa ayudar a los estudiantes a
     pasar del trabajo grupal espontáneo a un trabajo en equipo, caracterizado
     por la cooperación, la complementariedad y la autorregulación. Se trata de
     un aprendizaje vital hoy en día para el desarrollo de competencias. Desde
     este enfoque, se busca que los estudiantes hagan frente a una situación
     retadora en la que complementen sus diversos conocimientos, habilidades,
     destrezas, etc. Así el trabajo cooperativo y colaborativo les permite
     realizar ciertas tareas a través de la interacción social, aprendiendo
     unos de otros, independientemente de las que les corresponda realizar de
     manera individual. 
 
- Promover el pensamiento complejo. La
     educación necesita promover el desarrollo de un pensamiento complejo para
     que los estudiantes vean el mundo de una manera integrada y no fragmentada,
     como sistema interrelacionado y no como partes aisladas, sin conexión.
     Desde el enfoque por competencias, se busca que los estudiantes aprendan a
     analizar la situación que los desafía relacionando sus distintas
     características a fin de poder explicarla. El ser humano al que la escuela
     forma es un ser físico, biológico, psíquico, cultural, histórico y social
     a la vez. Por lo tanto, la educación debe ir más allá de la enseñanza de
     las disciplinas y contribuir a que tome conocimiento y conciencia de su identidad
     compleja y de su identidad común con los demás seres humanos.
 
BIBLIOGRAFÍA 
·        
Tobón, S. (2010). Formación integral y competencias. Pensamiento complejo, currículo,
didáctica y evaluación (3° edición). Bogotá. ECOE. Ediciones.
·       
MINEDU (2016). Currículo
Nacional de la escuela básica (perfil de egresos y fundamentos). Lima – Perú.
No hay comentarios:
Publicar un comentario